6. El Libro Blanco de la Profesión Docente, la guía del buen maestro.

¡Buenas!

Un día más, ¡y con una nueva entrada! Hoy hablaré del Libro Blanco de la Profesión Docente y su Entorno Escolar (José Antonio Marina et. al, 2015), un libro de propuestas sobre la profesión docente creado por pedagógos expertos con el fin de servir de guía para iniciar un debate y afrontar los problemas actuales sobre este tema. Incluso con estas características, el libro no solo está dirigido a quienes deben tomar decisiones en la materia sino que puede ser leído por un público más amplio, pues también tiene por objeto que la sociedad conozca determinadas cuestiones de nuestro sistema educativo que le afectan directa o indirectamente.

No os voy a mentir, no tenía ni idea de qué era un libro blanco hasta que hemos visto este en clase, y la verdad que me parece algo muy interesante, y necesario. Creo que escuchar la opinión de los expertos, en este caso de pedagógos, es lo más justo para afrontar la situación de la profesión docente y mejorarla. En total son veinte propuestas las que se plantean en este libro y a mí me ha llamado especial atención la séptima, una propuesta sobre el tiempo de formación que debería recibir cualquier docente.

Según esta proposición, una vez finalizado el Grado de alguna de las especialidades que pueden darse en la docencia, los apirantes a profesores tendrían que realizar una prueba nacional para poder acceder a un curso denominado Docentes en Prácticas (DEP), un programa con una duración de tres años que incluiría un primer año de Máster y dos de ejercicio docente bajo supervisión de un tutor. Esta propuesta , que bien podría asemejarse al sistema MIR (Médico Interino Residente) que deben realizar los médicos para conventirse en especialistas, me ha sorprendido sobre toso porque me parece algo muy novedoso, un proceso más largo que el actual al que no estamos acostumbrados. Esto lleva a plantearme las siguientes preguntas: ¿Por qué de momento no tenemos esta formación? De tenerla, ¿nos daría más prestigio? Y sobre todo, ¿no salimos bien formados entonces los que solo cursamos el Máster?

Para responder a la primera pregunta, me imagino que de nuevo tiene que ver con una cuestión de dinero. A mayor formación, se necesita un mayor número de recursos y por tanto más inversión, lo cual se convierte en un problema. En cuanto a si nos daría más prestigio... la verdad que no lo sé. Es cierto que los médicos son profesionales mejor valorados pero, ¿realmente es porque tengan más formación, o porque la gente hoy en día da mucha más importancia a la salud que a la educación? No me malinterpreteis, estaremos de acuerdo en que la salud es esencial, pero solo digo que la educación parece infravalorada. En resumen, sí creo que esta nueva y más extensa formación permitiría adquirir más experiencia, y por tanto, puede que permitiese mayor calidad de enseñanza, incluso durante los primeros años que ya se ejerza la profesión sin supervisión, pero no lo veo como la solución para crear buenos maestros. Como la entrada a este programa DEP se realizaría en función de las pruebas de acceso, entraría gente con muy buenas notas, pero ser un buen profesor radica en una infinidad de factores más que dejaríamos atrás según este método de selección.

Otro tema que se planteaba era si los profesores serían mejores si se les pagase más. Yo opino que, en general, no. Los profesores que los son por vocación ya dan su máxima capacidad independientemente del dinero que ganen, y los que simplemente piensan en dar clase para ganarse el sueldo, seguirían haciendo lo mismo si se les paga más. Lo que sí es cierto es que podría suponer un incentivo personal para aquellos que aman su profesión, al verse más recompensados por su trabajo, además de que es probable que la sociedad sí lo viese como una posición de más prestigio.

¿Qué opináis?

Os leo.

Referencias

http://www.funciva.org/wp-content/uploads/2016/11/Libro-blanco-de-la-profesi%C3%B3n-docente.pdf